lunes, 29 de noviembre de 2010

De papas, albahaca y vida.


La semana pasada fue un tanto difícil, perdimos a Taka taka, nuestro pez durante siete años. La despedida fue dolorosa y ver su pecera irse, fue lo más difícil. La cosa aquí es que mucha gente no entiende el profundo apego que le tenía. Se rien o sólo omiten el hecho, la verdad es, que poca gente logra pasar tanto tiempo con un pez, y dedicarle tantas horas de cuidado como yo lo hice. El ver el espacio vacio, en donde hace menos de una semana estuvo su pecera todavía deja un vago sentimiento de desesperanza, que la vida me ha enseñado, solo el tiempo curará. Todavía hoy al escribir estas lineas, siento una profunda tristeza y al ver las últimas fotos que le tomo oso hace unas semanas, no logro sentirme mejor. Pero como todo, ya pasará y recordaré con alegría.
Pasando a cosas sabrosas, les presento papas al horno con guacamole, frijoles y paté de nuez. Haciendo el paté de nuez un día antes, este platillo se vuelve una comida sin mucho que pensar. La sencilles de los diferentes ingredientes, juntos, dan un platillo complejo y totalmente confortante. Para esos dias en que la melancolía se apresa de nosotros, este es el platillo para acompañarlo, pues su cremosa consistencia no solo alimenta el cuerpo, también el alma. Se muestra acompañado de brocoli, al vapor, el cual hace un buen contraste tanto de sabor como de textura (untenle paté y veran). Esta vez les daré la receta de el paté de nuez, la cual tome de una página de internet (que ya no encuntro, por cierto) con unas pocas modificaciones propias.



Paté de nuez:
1/4 taza jugo de limón fresco
1/4 taza salsa de soya
1/4 de un pimiento rojo mediano
1 1/2 taza de nueces, altamente recomiendo usar nuez de la india sin sal o macadamias o ambas.
Echar todo a la licuadora o procesador de alimentos y luchar con ella un rato, hasta que quede un paté.

Para ensamblar la papa (jajajaja ensamblar), se ocupa una papa al horno mediana, luego una cucharada de tus frijoles refritos o enteros favoritos, una cucharada de este paté y ponle guacamole como si fueras la única persona en la mesa y no lo tuvieras que compartir (en esta ocasión es bueno ser egoísta).


Pasado a otras cosas el otro día (bueno, semanas, meses) que fuí a jamaica y pedí diez pesos de albahaca, fue tanta que la tuve que poner a secar, y ahora tengo un monton de albahaca seca. Dejaré que las fotos hablen por sí solas. Y sí, mi color favorito es el rojo. ¡Feliz comienzo de semana!


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Xantolo (día de muertos) en fotos

Flor de cempoalxóchitl, originaria de mesoamérica

Flores de ceompoalxóchitl y garra de león, esta última originaria de Asia, en el tianguis de Huejutla, Hidalgo.
Máscara que ocupan los hombres para bailar en las comparsas hecha por indigenas nahuas

Lo tradicional y lo occidental se unen, pueden ocupar cualquiera de las dos para participar en las comparsas

Preparando la ofrenda

Pan de muerto tradicional Huasteco, ofrenda de Atlapexco

Ofrenda de Atlapexco

Ofrenda tradicional de la Huasteca de guanajuato

Huapangueros cantandole a los "muertitos"

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cuando muera



Cuando muera quiero que me entierren en un lugar como éste y sentir la tierra, no quiero ataúd, sólo tierra. Este es el cementerio de una pequeña comunidad en la Huasteca Veracruzana, rodeado de montes, árboles y maíz. La foto no llega a testificar en su totalidad lo hermoso del lugar, de olor a paz y cempoalxóchitl. El cómo la Huasteca me ha tocado el corazón es algo que no puedo compartir, porque va más allá de las palabras. Su vegetación y ese húmedo calor que en un principio me desesperaba y luego como la meditación te enseña a sentirlo, profundizando tanto en el sentir que desaparece la molestia. En este pequeño lugar donde los árboles frutales se dan, exponiendo su verdadera esencia, un regalo de la naturaleza y es cuando me doy cuenta de lo absurdo de la vida. Sólo basta caminar unos pasos para encontrarse con un árbol de mandarinas, es cuestión de estirar la mano para comer y para colmo son orgánicas, mientras en la cuidad, en green corner, es una grosería lo que cuestan, obligándonos a que sea un producto de lujo y no un derecho, y esa palabra que retumba en mis oídos, un producto y no un regalo.
Es en estos lugares donde mi ética se aloca un poco, se entristece y luego agarra más fuerza. En una combinación de amabilidad y maltrato, es así como el post de “Veganismo y capitalismo” cobra sentido. Perros famélicos, que cuando te les acercas bajan la cabeza o corren esperando una patada o un golpe. Producto del maltrato de la misma gente que sonriendo te ofrece una taza de chocolate caliente y pan, porque así lo determina su cultura. Cuando pienso en esto es cuando encuentro el balance entre ética y maltrato, es cultural. En un lugar donde no falta que comer pero, una simple enfermedad de un miembro de la familia puede desembocar en la más profunda pobreza, no hay tiempo para los animales. Cuando te han pisado tanto y te han obligado por generaciones a servir al otro, es cuando no hay tiempo para los animales. Lo entiendo, pero aun así me deja un gajo de tristeza, igual y con educación, pero al fin y al cabo quien soy yo para decir eso. Es cuando recuerdo un libro que alguna vez leí,  tomaba el titulo de un dicho de los indios norteamericanos “tienes que caminar tres lunas en los mocasines del otro”.